En tiempos pasados, se creía que la estimulación temprana era exclusivamente para bebés prematuros, con retrasos en el desarrollo o que requerían atención pediátrica constante. Sin embargo, hemos avanzado en nuestra comprensión del desarrollo infantil y cómo el entorno constantemente contribuye al progreso de los bebés en diversas áreas del neurodesarrollo.  

La estimulación temprana contribuye significativamente a potenciar diferentes áreas del cerebro del bebé, lo que se refleja en la consecución de los hitos del desarrollo esperados en cada etapa. Además, es una herramienta invaluable para fortalecer el vínculo entre padres e hijos, permitiendo que ambos compartan esta etapa desde la orientación en el proceso y la experiencia de diversión y gozo para el bebé.  

Es fundamental destacar que la estimulación temprana puede prevenir el retraso o el riesgo de retraso en el desarrollo psicomotor. A través de las actividades proporcionadas, se evalúan de manera progresiva los avances del bebé en su proceso de desarrollo.  

Al hablar de estimulación temprana, es esencial mencionar las áreas que se abordan durante las sesiones. Cada sesión se enfoca en trabajar:


• Motricidad fina y gruesa

• Desarrollo del lenguaje

• Estimulación sensorial

• Desarrollo socioafectivo

• Cognición


Estas áreas se integran en diversas actividades durante las sesiones, lo que permite una estimulación holística y completa del bebé.

En Vínculos Equilibrados, comprendemos el impacto positivo que tiene el trabajo en estas áreas de desarrollo y el fortalecimiento del vínculo entre madre e hijo. Este vínculo tiene un impacto progresivo en el aspecto emocional y afectivo para ambos, convirtiendo las sesiones en un momento para disfrutar con el bebé.